Apoyamos a las personas que lustran zapatos en la calle en la ciudad de La Paz y que son discriminadas y marginadas en la sociedad paceña por su trabajo y su bajo nivel socioeconómico.
Zapatos limpios representan una buena educación en La Paz. L@s que los hacen brillar se encuentran en el escalón más bajo de la escala profesional en la estructura social de la ciudad. No hay otro lugar en el mundo en el que el trabajo de lustrar zapatos sea tenido en tan baja estima por la sociedad como en La Paz y la ciudad vecina de El Alto. La posición social de l@s lustracalzados corresponde con su posición laboral, por así decirlo: a los pies de las personas para las que trabajan. Utilizan máscaras para protegerse de las miradas despectivas de sus clientes y evitar así ser reconocid@s por l@s demás; esto llega a veces hasta su propia familia, que no sabe nada de esta actividad. L@s lustracalzados de Bolivia trabajan en el sector informal. No existe una relación laboral, sus trabajos e ingresos no están regulados oficialmente y, por tanto, no están protegidos. Cada hora cuenta para ganar lo mínimo. Los factores externos también suelen desempeñar un papel importante: el lugar de trabajo, la edad, la frecuencia y el horario de trabajo, las condiciones climáticas, las manifestaciones, los paros y bloqueos, las restricciones de salida y las obras de construcción, especialmente la remodelación urbana del centro de La Paz, influyen en la cantidad de ingresos diarios. Como consecuencia de la pandemia de COVID-19, es evidente que, debido al trabajo en casa y a la anulación de las clases en las Unidades Educativas, el número de personas que usan zapatos de cuero y, por lo tanto, la clientela de l@s lustracalzados está disminuyendo considerablemente. Sin duda, este declive seguirá ampliándose en el futuro y afectará directamente a los ingresos de l@s lustracalzados. L@s que están en lugares céntricos con mayor afluencia de personas y trabajan todo el día son l@s que obtienen los mayores ingresos de Bs. 30,00 a 50,00, algunos incluso hasta Bs. 80,00 a 100,00. Lustrar los zapatos cuesta Bs. 2,00. Sin embargo, conseguir estos ingresos ya no es posible desde el estallido de la pandemia. El grupo que genera menos ingresos es principalmente el de l@s adult@s mayores, algun@s siguen lustrando zapatos hasta los 90 años y ya no pueden hacer el trabajo tan rápido debido a su edad, por lo tanto, tienen menos clientes; sus ingresos suelen ser de sólo Bs. 10,00 por día. Así, el trabajo de l@s lustracalzados con sus bajos ingresos no es un indicador positivo para las estrategias de mantenimiento y fortalecimiento de la autoestima de l@s lustracalzados. El uso del pasamontaña se remonta a la competencia que l@s lustracalzados con sus cajas en la mano hacían en la década de 1980 a los lustracalzados establecidos con asientos altos donde l@s clientes pueden leer el periódico. Como resultado del neoliberalismo y de la alta inflación en los primeros años de democracia tras la dictadura, se han producido grandes cambios en la sociedad boliviana. El desempleo y el éxodo rural hicieron que el sector informal creciera rápidamente. Fue en esta época cuando aparecieron l@s primer@s lustracalzados con sus cajas. Sólo cobraron la mitad del precio por su servicio y así se convirtieron en una fuerte competencia para los lustracalzados con asientos. Para no ser reconocid@s por ell@s, ocultaban sus rostros tras un pasamontañas: el comienzo de la vida tras las máscaras. Los pasamontañas, a su vez, consolidaron muchos prejuicios en los años siguientes. Rápidamente se extendió la opinión de que este grupo estaría formado por delincuentes, alcohólic@s y/o drogadict@s, entre otros. Para contrarrestar los prejuicios, l@s lustracalzados fundaron las primeras asociaciones de lustracalzados en los años 90 y la Federación de Organizaciones FUNDELPAZ en 2007. VAMOS JUNTOS trabaja con nueve asociaciones y la federación, todas ellas registradas oficialmente. L@s lustracalzados eligen periódicamente a los miembros de su junta directiva, que son responsables de la aplicación de determinadas normas y pueden así controlar y también sancionar el comportamiento de los miembros. Hay, por ejemplo, reuniones periódicas, uniformes, prohibición de consumo de bebidas alcohólicas en el lugar de trabajo y en la ropa de trabajo. Cada miembro de una asociación tiene un puesto de trabajo permanente y, por tanto, también puede conservar una clientela permanente; esto, por supuesto, también aumenta los ingresos. Además, l@s afiliad@s no están sol@s cuando tienen problemas con l@s clientes o la policía, sino que pueden recibir apoyo de la asociación. Sin embargo, todavía hay lustracalzados ambulantes que no tienen un lugar de trabajo fijo y tienen que buscar un nuevo lugar para trabajar cada día. Sus ingresos suelen ser inferiores a los de l@s lustracalzados organizad@s. Mientras que en los años 90 más del 50% de l@s lustracalzados eran menores de edad y much@s de ell@s se habían dedicado a este trabajo siendo niñ@s, hoy en día en época escolar menos del 1% son menores de 12 años y menos del 8% están entre 12 y 18 años. Much@s niñ@s sólo vienen durante las vacaciones y suelen venir de la zona rural al centro urbano para ganar dinero y mantener a sus familias. Más del 50% de l@s lustracalzados tienen entre 35 y 49 años. Las razones son los factores económicos y sociales que les impidieron completar la escuela, la formación o los estudios, la formación temprana de la familia y el mercado reducido de trabajo en el sector formal de l@s adult@s. En los últimos años es preocupante el aumento del número de lustracalzados de entre 60 y 90 años. La renta estatal no es suficiente para sobrevivir. Así, estas personas dependen de ingresos adicionales incluso en la vejez. La proporción de mujeres entre l@s lustracalzados también ha aumentado en los últimos años. Muchas de ellas suelen ser madres solteras, algunas de ellas viudas. Para ellas es mucho más difícil encontrar otro trabajo que para sus colegas varones. |
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